El Banco de México acortó su expectativa de crecimiento para este 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) ha tenido un desempeño débil durante el primer trimestre, aunque contrario a lo que algunos analistas han advertido, descartó que la economía se esté dirigiendo hacia un escenario de recesión.
El nuevo ajuste realizado por Banxico pasó de un rango de entre 1.1 y 2.1 por ciento en el informe anterior, a un nuevo rango de 0.8 a 1.8 por ciento, que representan una media de 1.6, en el primer caso, a 1.3 por ciento en la última estimación.
Esta es la cifra más baja desde que emite sus pronósticos para este año. Además, el límite inferior de 0.8 por ciento es aún más pesimista que las estimaciones de los economistas del sector privado, donde la de Credit Suisse es la más baja, al anticipar un crecimiento de apenas 0.9 por ciento para este año.
“El ajuste para 2019 refleja principalmente el hecho de que el desempeño de la economía durante el primer trimestre de 2019 fue menor a lo previsto lo que, como ya se mencionó, se asocia, en parte, a la afectación ocasionada por diversos factores de carácter transitorio”, dijo Alejandro Díaz de León, gobernador de Banxico.
Un entorno externo incierto, sumado a la contracción del 0.2% en el primer trimestre, hizo que el organismo recortara su pronóstico de crecimiento para 2019.
“Si bien para los próximos trimestres se anticipa que la economía retome una senda de crecimiento, apoyada por contribuciones positivas tanto de la demanda interna, como externa, esta última podría mostrar una desaceleración mayor a la anticipada derivada de una moderación del crecimiento de la economía global en general y de la producción industrial en Estados Unidos en particular”, agregó díaz de león.
Agregó que algunos de los riesgos para la economía mexicana son la incertidumbre por disputas comerciales globales, en particular la de Estados Unidos con China, retrasos en la ratificación del T-MEC, así como un deterioro en la calificación de la deuda de Pemex o en la soberana y mayor incertidumbre que afecte inversión y consumo.
“Que se observe un deterioro en la calificación de la deuda de Pemex que complique la situación financiera de la empresa, o revisiones a la baja por parte de las agencias calificadoras en las notas crediticias de otras empresas productivas del Estado o en la del país”, precisa el documento.